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Creepypastas: La vida dentro de la maquina

Un hombre siendo programador quería crear un videojuego que fuera más que eso, es por eso que en esta Creepypastas te hablaremos de La vida dentro de la maquina.

Creepypastas: La vida dentro de la maquina

Siendo programador, uno de mis más grandes sueños era tener la oportunidad de desarrollar un videojuego original, algo sin precedentes en la industria del entretenimiento digital. Y tras jugar durante algunos meses Spore, me quedé completamente intrigado pues era un intento para que las personas tomaran en sus manos el destino de un universo.

La vida dentro de la maquina

-Un día me pregunté qué es lo que hacía que los videojuegos fueran tan populares. Luego de investigar durante un tiempo, llegué a la conclusión de que el aspecto fundamental en todos ellos era el control. En la vida cotidiana, las personas carecen del control en el medio que los rodea. Por lo general se les dice que hacer, a donde ir, como vivir. En la mayoría de los casos sus trabajos consisten en mantenerse de pie o estar sentados durante ocho horas al día y sólo así pueden regresar a sus hogares.

No resulta un gran misterio la infelicidad de muchas personas. Y es precisamente por esto que para muchos, los videojuegos son una válvula de escape hacia un mundo donde toman el control, o donde viven una vida extraordinaria llena de grandes aventuras. Este aspecto de control generalmente puede encontrarse en juegos de estrategia, o de aventuras en el estilo RPG.

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A pesar de este descubrimiento, note que en juegos como The Sims, su popularidad recaía no sólo en la ilusión de control, sino en el grado que el usuario podía ejercer sobre esta. Aquí tomas posesión de la vida de las personas. Y antes de que llegara The Sims, existía SimEarth. Un videojuego donde no se controlaba a los individuos de forma particular, sino a la Tierra entera. En conclusión, decidí que si quería crear un videojuego que tuviera éxito necesitaría involucrar estos conceptos.

Spore era un videojuego en que el jugador simplemente “guiaba” la evolución. Sin embargo, lo que hacía de Spore un total fracaso era la falta de un control real que las personas tenían. Difícilmente podría compararse con la evolución en el mundo real.

Creepypastas: La vida dentro de la maquina

Para hacer eso, comencé desarrollando un sistema de física. Si bien mis conocimiento en este campo era limitados, decidí meterme de lleno en el tema y crear una versión simplificada de la física donde ciertas partículas lograran interactuar de formas específicas. Es curioso pero cuando se trata de esto, las leyes de la físicas se convierten en problemas matemáticos extensos y complejos, pero no imposibles.

Creepypastas: La vida dentro de la maquina

Desarrollé módulos de simulación para la energía y la materia, eran sistemas simples, como un Sol que irradiaba energía, rodeado por un planeta que aprovechaba tal poder. Después decidí crear células básicas desde cero, mismas que estaban “codificadas” para desarrollarse en el sistema en que fueron diseñadas. Vivían gracias a la energía irradiada desde el Sol, y poseían un código “genético” que codificaba las sustancias que producían. Supongo que podría llamarlas mis eucariontes.

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Al paso de unos cuantos minutos mi planeta se encontraba rebosante de estas células, que después pasaban a mutar. Las células más eficientes en convertir la energía del Sol en substancias útiles para dividirse, sobrevivirían. Era algo aburrido, pero funcionaba. Después decidí hacer una expansión del sistema de física, forzando a las células a crear residuos tóxicos que, al paso del tiempo, terminarían matándolas. Noté que algunas células respondieron a esto creando menos residuos. Otras respondieron produciendo algo para desechar estos residuos. Sin embargo, otras desarrollaron reacciones químicas para “limpiar” esos residuos.

Creepypastas: La vida dentro de la maquina

Y algo más fascinante sucedió después. Ejecutando la simulación durante algunos siglos (algunos minutos en la vida real), algunas células producían cantidades enormes de estos residuos a propósito. Noté que eso provocaba que otras células perecieran. Los primeros predadores habían surgido en mi mundo. Con la llegada de los pequeños predadores, la diversidad en este pequeño mundo simulado creció exponencialmente. La respuesta de algunas células era escapar cuando se encontraban con la toxina. Otras desarrollaron resistencia y algunas de ellas empleaban la toxina para crecer más.

Creepypastas

Algo interesante sucedía. Las células que huían, solían agruparse con las que aprovechaban las toxinas. Se mantenían en grupo y se ayudaban unas a otras. Eventualmente se unieron entre sí. Formaban extrañas simbiosis, donde la célula que por lo general huía de la toxina, ahora buscaba los sitios donde encontraba estos residuos, y entonces la otra célula consumía la toxina proporcionando energía a su compañera.

Sin entrar mucho en detalles, comencé a ponerme muy animado y decidí dejar el simulador funcionando toda la mañana (fui a la cama a las 5 de la mañana). Cuando desperté, ya por las 11 de la mañana, noté que el mundo que había creado estaba totalmente cambiado, casi irreconocible. Enormes estructuras parecidas a las plantas estaban creciendo en este planeta, consumidas por otro organismo que se alimentaba de ellas. Viendo el registro del sistema, noté que el planeta no había cambiado mucho durante las últimas horas. Lo que significaba que había llegado nuevamente a la “fase de estancamiento”, donde la simplicidad de mi simulador impedía que formas de vida más complejas evolucionaran.

Expandí el sistema haciendo una división de diferentes tipos de “energía”, con diferentes longitudes de onda que eran absorbidas a diferentes niveles por diferentes moléculas. Implemente vibraciones en el aire, cree un simulador improvisado de peso, y unas cuantas alteraciones extras. Eso hizo que el simulador funcionara más lento, como es obvio, pero valía la pena el sacrificio de recursos. Me quedé el día entero observando con muchos ánimos el simulador, y jugando con él, pues era un completo vicio. Los organismos complejos empezaron a desarrollarse, las plantas dependían unas de otras, y los depredadores terribles eran atraídos para comerlas.

Me divertía bastante, y noté que algunas criaturas desarrollaron un “sonido de alerta”. Es decir, cuando notaban que algún depredador se aproximaba, emitían un sonido, y otros de la especie huían al interior de pozos que cavaban en la tierra. Otros desarrollaron un sonido de “apareamiento”. Comencé a divertirme un poco más. Desarrollé una herramienta que me permitiría colocar organismos específicos en la Tierra, y colocar mi nombre en ellos. Cree 10 “meteoritos” y los lancé en un lugar del planeta para crear islas, pues quería ver si los animales se desarrollaban de forma diferente en lados contrarios de la isla. Hice una isla en forma de sonrisa con erupciones volcánicas.

Cuando me pude dar cuenta, los pájaros ya cantaban en el lugar; otra vez me había quedado hasta las 5 de la mañana despierto. Me sentí cansado, entonces me acosté a dormir hasta la una de la tarde aproximadamente. Cuando volví al simulador me quedé en shock. Grupos diferentes de una misma especie habían construido estructuras de roca. Algunos en forma de sonrisa, otros en forma de mi nombre. No sé por qué hicieron eso, ni cómo. Pero si pude darme cuenta de que se atacaban entre ellos de vez en cuando.

No supe que hacer con aquello, pero llegué a la conclusión de que los organismos tenían alguna forma de notar que la sonrisa y el nombre que escribí eran “especiales”. Las peleas me incomodaban, por lo que decidí crear una enorme montaña entre los valles para separar a los dos grupos.

En ese punto, cambios drásticos comenzaron a suceder. Mientras había dormido por horas para que las tribus se desarrollaran, ahora el tiempo que me tardaba en ir por un vaso con agua era suficiente para que las tribus y sus viviendas cambiaran por completo.Y siempre estaban en constante crecimiento. Después de cierto tiempo, noté que las criaturas comenzaron a hacer sus propios símbolos en el suelo, ya no se limitaban a copiar los míos. La mayoría de los símbolos parecían aleatorios, pero uno se destacaba.

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