El mundo del fútbol sigue desbastado por la noticia de la trágica muerte de más de 130 aficionados en Indonesia, en el partido que el Arema FC perdió 2-3 con Persebaya en la Liga de ese país.
Este domingo se conocieron más detalles de lo que sucedió en Indonesia, hechos narrados por testifgos y el entrenador chileno Javier Roca, quien dirige al Arema FC.
El desgarrador relato de lo que sucedió parte el corazón.
“Lo más terrible fue cuando las víctimas comenzaron a entrar en nuestro vestuario y tuvieron que ser atendidas por nuestro doctor, nuestros jugadores o por mí mismo.
Había cerca de 25 o 30 personas, y cuatro de ellos murieron.
Hubo aficionados que murieron en brazos de algunos de mis jugadores”, fue el duro relato del DT chileno.
En declaraciones al ‘Carrusel Deportivo’, de la Cadena SER, así como a ‘24 horas Chile’, el entrenador se desahogó y reveló horrorosos detalles de la estampida que deja más de 127 muertos.
Lam Gilang corrió hacia salida del estadio de futbol de Malang, en Indonesia, como otros tantos miles, llenos de pánico, cuando la policía indonesia lanzó gas lacrimógeno contra hinchas iracundos, provocando una estampida en la que murieron más de un centenar de personas.
“La gente se empujaba los unos a los otros (.
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) Muchos fueron pisoteados cuando iban hacia la salida”, dijo a AFP este superviviente de 22 años que perdió a tres amigos en la tragedia.
“Fue espantoso, estremecedor”, explica.
Nico Afinta, jefe de la policía de Java Oriental, afirmó en declaraciones retomadas por la cadena BBC News que la policía intervino porque “la situación de volvió anárquica.
Empezaron a atacar a los agentes, dañaron los coches".
Entre los muertos, lamentó, había dos policías.
Sin embargo, testigos afirmaron que la policía empeoró el pánico cuando comenzó a disparar gases lacrimógenos.
“Sólo se oía bang, bang, bang”, dijo un hombre que estaba en el lugar y logró huir.
La muchedumbre empezó desplazarse cuando la policía, con porras y escudos, intentó que los hinchas volvieran a las gradas.
Luego lanzó gas lacrimógeno hacia las tribunas, frente a las salidas del estadio 12 y 13.
“Había humo por todas partes y me entró el pánico.
La salida ya estaba abarrotada de gente, no sabía qué hacer ni dónde ir”, dijo Fian, aficionado de 17 años.
Todavía respirando con dificultad y con los ojos enrojecidos, recuerda los gritos que oía: “Vayan hacia las salidas de emergencia de la izquierda”, pero esa a estrecha puerta de escape fue como un atolladero mortal para muchos.
La ira prendió en los alrededores del estadio.
Seguidores lanzaron proyectiles, piedras y botellas de plástico contra la policía, que intentaba evacuar a los agentes del estadio.
Coches de la policía y camiones fueron volteados y quemados.
La defensora de los derechos de los indonesios exiliados, Verónica Koman, de Amnistía Internacional, condenó el uso de gas lacrimógeno por parte de la policía.
“Este caso de abuso de gas lacrimógeno por parte de la policía es ilegal y equivale a tortura.
El gas lacrimógeno es ilegal en la guerra, pero ¿por qué sigue siendo legal para el uso doméstico?”.
La ciudad de Malang estaba en duelo el domingo, con muchas familias que vieron a sus parientes ir hacia el estadio y no volver más.
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