El ronroneo de los es uno de los sonidos y sensaciones más peculiares, el cual puede tener muchos matices y múltiples interpretaciones.
Incluso, muchos expertos no pueden descifrarlo o explicarlo; aunque otros tienen algunas teorías de su origen.
Generalmente, el ronroneo de un gato se asocia a la felicidad del felino.
En muchos casos será así pero no hay una respuesta definitiva sobre ello: nerviosismo, estrés, miedo, ansia, felicidad, emoción, percepción de peligro.
Lo hacen incluso cuando entran en sus últimos momentos de vida.
Hay tantos sentimientos y sensaciones en un ronroneo que lo más apropiado es enfocarlo como un sistema que engloba comunicación y sanación.
Nada que ver con los maullidos, vaya.
Estos sonidos sí tienen una función meramente comunicativa.
Y el ronroneo no es una cosa exclusiva de gatos, aunque sí de felinos.
Los pumas, linces y los guepardos también lo hacen constantemente.
En cambio, los grandes felinos como tigres y leones emiten un sonido parecido.
Estos inocentes sonidos que producen los gatos no se han estudiado en profundidad, por lo que todavía hay muchas lagunas de conocimiento que deben llenarse.
"La comunicación felina ha sido completamente ignorada y merece mucha más atención y estudio de lo que recibe hoy en día", afirma Sam Watson, científico de la sociedad protectora de animales británica RSPCA.
Los investigadores entienden que los gatos modulan el ronroneo para comunicarse entre ellos y tratar de hacer entender a los humanos qué es lo que quieren.
Desde reclamar comida hasta indicar dónde está cada uno.
La Universidad Pública de Berlín ha descubierto que el ronroneo de los mininos puede ser utilizado por ellos mismos para autocurarse en determinadas ocasiones.
Las vibraciones que produce el ronroneo agita todo el cuerpo del gato, en frecuencias de entre entre 20 Hz y 150 Hz, y se estimulan sus músculos y huesos, haciendo que se desarrollen y endurezcan.
Esto explicaría por qué los gatos sufren tan pocas lesiones graves o por qué se curan tan rápido en caso de hacerse daño.
Este proceso en el que entran los gatos es similar a lo que sucede con las terapias de vibración a los que someten algunas personas, sobre todo deportistas de élite o personas con problemas severos en los huesos como la osteoporosis.
Está demostrado, por otra parte, que los humanos también se pueden beneficiar psicológicamente del ronroneo de los gatos.
Vendría a ser algo parecido a escuchar el rumor de las olas del mar: tranquiliza, desestresa y libera hormonas de la felicidad.
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