Johanna fue sentenciada a estar en la cárcel en México debido a que actuó como “mula”, es decir, transportó drogas escondida en su cuerpo, debido a que buscaba transportarla desde Ecuador hacia el país.
Johanna recordó haber vivido en una situación económica limitada con carencias que le causaba problemas de burlas en la escuela.
Siempre se sintió descuidada por parte de su mamá porque además tuvo que cuidar a sus dos hermanas menores en lo que su madre salía a trabajar.
Entonces Johanna comenzó a trabajar y a los 22 años la detuvieron por primera vez por robar productos de un supermercado.
Cuando cumplió 18 años e iba al CCH Naucalpan conoció al “vago número 1”, a quien consideró un parteaguas en su vida ya que él la introdujo al consumo de drogas.
Así se fue a vivir con él una historia de maltrato donde además de consumir drogas comenzó a robar gracias a que él mismo le enseñó y además tuvo que aguantar sus “celos enfermizos”.
Tenían dos semanas de haberse conocido y vivían en casa de sus padres.
Durante cuatro años por miedo, vivió con él.
En algún momento, Johanna regresó finalmente a casa de su madre en Tacuba, siguió con su consumo de marihuana y ahí conoció a varios dealers que le proveían de drogas.
Vio que los narcomenudistas tenían dinero, lo que la impulsó a ser parte de una red del narcotráfico.
Tras fallecer su segunda pareja, Johanna consumió más droga y dada su frecuencia en comprar le ofrecieron ahora vender la droga con el narcomenudeo.
De tal manera que tuvo acceso a tener dinero “rápido” ya que aseguró no es fácil, cuando le explicaron la forma como debía transportar la cocaína dentro de condones que tenía que tragarlos.
Johanna recordó parte de su entrenamiento para poder llevar la droga en su estómago, el cual inició con la ingesta de uvas para después cambiarlas con ciruelas pasas.
Una vez que avanzó, le hacían tragar un condón con agua.
“Te la tragas para que vean cómo entra en tu tracto digestivo para ver si llega al final del tracto”, dijo refiriéndose a expulsarlos al ir al baño.
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Y agregó que el siguiente paso es comerse un pollo rostizado completo para ver qué tan grande puede hacerse su estómago.
Siempre viajando sola, los narcos la recibían para preparar la entrega.
Relató que en una ocasión fue a Ecuador con 40 bolsitas cargadas de cocaína dentro de su estómago antes de llegar a México tras hacer una escala en Perú en donde le descubrieron los paquetes.
Finalmente Johanna reflexiona sobre su paso dentro del narco como una “mula” y espera salir por fin de prisión que en dos años más cumplirá con su condena donde ha tomado terapia psicológica y de desintoxicación, mencionó.
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