La madrugada del miércoles, fue sacudido por la furia del huracán Otis, una tormenta sin precedentes que dejó a su paso una devastación total.
Con vientos sostenidos de 270 km/h y ráfagas de hasta 330 km/h, junto con un oleaje desenfrenado, este popular destino turístico en México quedó completamente destruido, sumiendo a la ciudad en la desesperación y el caosDos días después del impacto, los estragos de Otis son palpables: casas reducidas a escombros, carreteras intransitables y cuerpos que yacen en las calles.
La recuperación parece una tarea monumental para una población que, además de enfrentar la furia de la naturaleza, ha vivido durante años bajo el yugo de la violencia desenfrenadaLa violencia en Acapulco ha ido en aumento, situándola entre las ciudades más peligrosas del mundo.
Según las autoridades, esta escalada se debe a la lucha territorial entre carteles de drogas y organizaciones criminales más pequeñas.
En 2022, el entonces titular de la Secretaría de Seguridad Pública de Acapulco señaló que los homicidios se intensificaron debido a la disputa entre el Cártel Jalisco Nueva Generación (), el Cártel de Sinaloa y el Cártel Independiente de Acapulco (El CJNG y el CIDA son dos de los principales actores en esta contienda por el control del puerto.
El CIDA, fundado en 2012, inicialmente vinculado a los extintos Los Negros y luego financiado por , se independizó y comenzó a operar de forma autónoma.
Su rivalidad con , una célula armada del Cártel de Sinaloa fundada por Juan Carlos Rodríguez, alias El Ruso, ha aumentado las tensiones en Acapulco.
Los Rusos, presentes desde 2015, operan en áreas clave como Zona Diamante, El Coloso, Cayaco, Jardín, , Progreso y Alta Progreso.
La presencia de estos grupos ha convertido a Acapulco en un campo de batalla, exacerbando aún más las dificultades que enfrenta la ciudad después del paso devastador del huracán Otis.
Acapulco, ya golpeado por la naturaleza, ahora lucha contra un enemigo aún más insidioso: la violencia desenfrenada que ha sumido a la ciudad en un estado de constante miedo e incertidumbre.
En este momento de desafíos abrumadores, la ciudad necesita no solo ayuda material, sino también un esfuerzo concertado para restaurar la paz y la seguridad en sus calles.
El desastre natural no es el único enemigo de Acapulco.
La ciudad ha estado luchando contra una ola creciente de violencia, que la ha convertido en una de las urbes más peligrosas del mundo.
Esta violencia está ligada a la disputa territorial entre diferentes carteles de drogas y organizaciones criminales.
El jueves pasado, se registraron actos de saqueo en tiendas y supermercados en Acapulco, tras el paso del huracán Otis por la región.
En las redes sociales, circularon videos y fotos mostrando a personas que aparentemente sustrajeron productos de supermercados que estaban cerrados.
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