“Se confirma que el ejército tuvo conocimiento de lo que estaba sucediendo y acredita que los objetivos que estaban siendo investigados con anterioridad a los hechos contaban con información en tiempo real sobre los posibles destinos de los estudiantes desaparecidos”, sentencian las conclusiones de la Comisión de la Verdad del Caso Ayotzinapa tras dar a conocer nuevos archivos en donde se corrobora que la Sedena tuvo conocimiento en tiempo real de lo que sucedió en la Noche de Iguala.
“Adendum” al Segundo Informe de la Presidencia de la Comisión para la Verdad y Acceso a la Justicia del Caso Ayotzinapa (COVaJ), se agrega que la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) también tenía conocimiento sobre “las personas implicadas, su relación con autoridades ministeriales y lugares donde posiblemente se resguardaron” a los estudiantes normalistas.
La comisión publicó este martes el adendum con información de 18 folios identificados entre las 17 mil 061 fojas entregadas por la Sedena anteriormente.
Su contenido incluye información solicitada por padres y madres de los normalistas sobre 868 folios emitidos por el Centro Regional de Fusión de Inteligencia (CRFI) de Iguala entre el 20 de abril y el 22 de octubre de 2014.
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De los 18 folios identificados actualmente, seis corresponden a fechas previas del 26 de septiembre de 2014; cuatro están fechados el día de la desaparición de los estudiantes y ocho registran sucesos posteriores.
Entre el contenido de dichos documentos la COVaJ destaca las intervenciones de comunicaciones; informe de actividades delictivas de grupos organizados; enfrentamientos; detonaciones de arma de fuego: hechos de violencia cometidos en contra de los estudiantes, así como su posible destino.
estos hallazgos permiten suponer que el Ejército aún cuenta con más información sobre el caso Ayotzinapa, dado que los padres y madres de los normalistas solicitaron 868 folios y hasta ahora, sólo se han identificado 18.
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En los seis folios elaborados por el Centro Regional de Fusión de Inteligencia (CRFI) previo a la desaparición de los estudiantes se observan “mensajes de texto de diversos usuarios reportando problemas en Iguala, las balaceras y la toma de camiones, notificando a familiares para que se resguarden y no salgan a la calle”.
Además, se incluyen “transcripciones de llamadas telefónicas sin especificar quiénes son los interlocutores, pero que permiten suponer la existencia de objetivos previamente identificados que por su relevancia fueron intervenidas sus comunicaciones”, detalla el adendum.
De acuerdo con la COVaJ, esta información refuerza una de las conclusiones del Segundo Informe respecto a que el cártel “Guerreros Unidos” tuvo una confusión respecto a una posible infiltración de “Los Rojos” entre los estudiantes.
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Por otro lado, en los documentos correspondientes a las fechas de desaparición de los normalistas se identifican intervenciones demensajes de texto de diversos usuarios desconocidos que dan cuenta de diversos hechos ese día: los problemas en Iguala, las balaceras en el Periférico, la toma de camiones, así como mensajes del día siguiente que reportan lo sucedido el día anterior, señalando que hubo muertos.
Adicionalmente, en los folios del CRFI posteriores al 26 y 27 de septiembre se da cuenta de la presencia de militares y estatales en Iguala por la desaparición de los estudiantes, la detención de los policías municipales, entre otros aspectos.
En estos archivos, incluso aparece un mensaje donde refieren a uno de los principales objetivos en la desaparición de los estudiantes, lo cual abre la posibilidad de que se investigue a profundidad a otros objetivos identificados por la Sedena, señala la comisión.
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En el adendum también se agrega el contrato de Julio “N”, uno de los estudiantes desaparecidos en 2014, pero que fungía como Órgano de Búsqueda de Información (OBI) de la Sedena; es decir, que era un militar infiltrado en la Normal Rural de Ayotzinapa “Raúl Isidro Burgos”.
Se detalla que Julio “N” se enlistó como soldado de infantería en el 50 Batallón de Infantería en Chilpancingo Guerrero, causando alta el 16 de enero de 2009, por lo que durante su infiltración en Ayotzinapa, pudo generar informes de inteligencia para el Ejército y no obstante, al momento de la desaparición de los normalistas, la Sedena no realizó ninguna acción de protección a su integridad ni búsqueda de su persona.
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