¿Estás en la constante búsqueda de un régimen alimentario que te ayude a bajar de peso sin hacer que la pases mal? En un mundo lleno de dietas restrictivas e imposibles de seguir por sus ingredientes costosos, las alternativas saludables y amigables con la cartera son como oro.
Y es en la categoría de oro que entra la dieta de la milpa.
Según la información de la Secretaría de Salud, esta dieta no es solo una manera de alimentarse, ¡es toda una filosofía de vida! Es como un abrazo a las raíces culturales y regionales de la comida mexicana.
La estrella de este show culinario son los productos que crecen en la milpa: maíz, frijol, calabaza y chile.
Pero, espera, ¡que esto no se queda ahí! También incluye joyas gastronómicas mesoamericanas como jitomate, tomate, chayote, nopales y hongos.
Y para darle un toque proteínico, no podían faltar el pollo, conejo y pescado.
¿Se te antoja o no?.
Ahora que ya sabes que la dieta de la milpa es más mexicana que un mariachi cantando rancheras, hablemos un poco más de lo que implica.
Básicamente, es como volver a las raíces, a la comida de nuestros abuelitos.
Nada de procesados, nada de ingredientes que no puedas pronunciar.
Es un homenaje a los sabores de la tierra, a esos productos que te hacen sentir como en casa.
Así que olvídate de las complicaciones, aquí la regla es simple: come lo que la milpa te da.
Ah, la pregunta central, ¿cómo le hago para sumarme a la revolución de la dieta de la milpa? Aquí te damos unos tips sencillos para ir al mercado y elegir lo indispensable, la base.
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Así que ya sabes, desempolva las recetas de la abuela y prepárate para un festín de sabores auténticos.
No olvides agregarle ese toque mesoamericano con jitomate, tomate, chayote, nopales y hongos.
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