Senadores del PRI, en una iniciativa reciente, rechazaron rotundamente la posibilidad de desviar los recursos del Fondo de Salud para el Bienestar hacia otros propósitos, planteando que los remanentes presupuestales de cada ejercicio fiscal no puedan ser transferidos a la Tesorería de la FederaciónSu argumento principal radica en garantizar la disponibilidad constante de estos recursos para atender tanto las enfermedades de alto costo que generan gastos catastróficos como las necesidades de infraestructura médica, el suministro de medicamentos y otros insumos esenciales.
El PRI destacó que dejar desprotegidos a los ciudadanos que enfrentan enfermedades de gran costo sería inaceptable, señalando que cuando las familias destinan más del 30 por ciento de sus ingresos a los gastos médicos, se está ante un escenario de gasto catastrófico que puede llevar a la ruina, incluso con la compra de un solo medicamento en condiciones de precariedad.
La bancada hizo hincapié en que este tipo de gasto afecta gravemente a los pacientes con enfermedades complejas de alto costo, situación que el Fondo de Protección contra Gastos Catastróficos solía abordar y que ahora debería ser cubierto por el Fondo de Salud para el Bienestar, advirtiendo sobre las consecuencias regresivas para la sociedad si no se atiende adecuadamente esta problemática.
Comisión Nacional de Protección Social en Salud gestionaba y financiaba servicios médicos especializados de alto nivel para los beneficiarios del Seguro Popular afectados por enfermedades de gran costo, poniendo en peligro su vida y su estabilidad financiera dentro del marco del Sistema de Protección Social en SaludNo obstante, se señala que el actual Fondo de Salud para el Bienestar (FONSABI) ha descuidado su propósito inicial de financiar la atención médica para enfermedades de alto costo en personas sin seguridad social.
Esto ha tenido consecuencias tangibles, como una disminución en la atención médica y un incremento en los gastos que las familias deben afrontar frente a enfermedades catastróficas.
De acuerdo con datos de la Secretaría de Salud, en los últimos dos años, menos del 5% de los recursos del se han destinado a atender estas enfermedades y construir infraestructura médica.
El 95% restante ha sido transferido al INSABI para gastos operativos o a la Tesorería de la Federación (), donde se pierde la trazabilidad del dinero.
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