Xóchitl Gálvez congregó a 20 mil fervientes seguidores en la Arena Ciudad de México.
La precandidata única de la coalición PAN, PRI y PRD, consiguió reunir las olas azules, rojas y amarillas, quienes ratificaron su apoyo a la exsenadora.
Pero de entre todos los colores, Gálvez dio protagonismo a uno: el rosa, mismo que acompañó con la popular canción “color esperanza”.
Tras una bienvenida llena de aplausos, fotografías y agradecimientos a los asistentes, entre los que se encontraban los dirigentes partidistas Marko Cortés (PAN), Alejandro Moreno (PRI) y Jesús Zambrano (PRD).
Junto a ellos estuvieron el precandidato a la CDMX, Santiago Taboada, así como el equipo de Gálvez, como Santiago Creel, Kenia López Rabadán, Enrique de la Madrid, Josefina Vázquez Mota o Alessandra Rojo de la Vega.
Al evento también acudieron los gobernadores de oposición: Esteban Villegas, de Durango; Mauricio Vila, de Yucatán; y María Eugenia Campos, de Chihuahua.
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Gálvez ingresó al escenario principal con una blusa blanca y pantalón rosa, que quedaría acorde con las playeras que utilizaba gran parte de la afición: una playera blanca con un corazón rosa y el mensaje “#XóchitlVa!”.
Gálvez concluyó su intensa precampaña con un discurso que trascendió la mera retórica electoral para adentrarse en las entrañas de una contienda que, según sus palabras, definirá el rumbo político de México durante los próximos 30 años.
La precandidata no escatimó en sus críticas contra el presidente López Obrador, la 4T y su rival, Claudia Sheinbaum Pardo.
"Se los prometo, ya se van", resonó en la atmósfera.
La líder de la coalición se comprometió a recuperar las estancias infantiles, crear un sistema nacional de cuidados y fortalecer la clase media.
Su visión no se limitaba a la economía, extendiéndose al transporte público y la promesa de tener el mejor aeropuerto de América Latina, haciendo referencia a varios de los “fracasos” del gobierno actual.
Más allá de las promesas y proyectos, Gálvez enfatizó que estas elecciones —además de definir la Presidencia— delinearán los próximos 30 años en la vida política del país.
La renovación inminente en la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) y la "puesta en juego de la división de poderes" añadían un matiz trascendental a la contienda.
Gálvez no solo expuso sus propuestas, sino que hizo una denuncia contundente contra el gobierno actual, al que calificó como "el peor en la historia".
La acusación de estar destruyendo "el alma de México" resonó en la Arena, mientras la líder de la oposición arremetía contra lo que consideraba ataques a valores fundamentales: vida, verdad y libertad.
Gálvez, respaldada por la cúpula de su partido y aliados, lanzó un llamado directo al Instituto Nacional Electoral (INE) y al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF).
Exigió que se excluyera al Presidente y a los gobernadores de Morena de estas elecciones, alegando presuntos ataques contra la oposición.
La estrategia de Gálvez no solo se centró en críticas, sino también en resaltar sus propios orígenes indígenas y en proyectar una visión ambiciosa para México.
La defensa de instituciones como el INE y el Poder Judicial se fusionó con su compromiso con la clase media, a la que considera atacada por el actual gobierno.
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