La policía turca ha confiscado más de 400 animales disecados, incluyendo leones, antílopes, lobos, bisontes, cocodrilos, un oso polar y un tigre, de una mansión en las afueras de Estambul.
El cazador turco Ali Ü.
, quien abatió las piezas en 30 países de seis continentes, fue detenido por delitos contra el Convenio CITES y de contrabando.
Las investigaciones revelaron que Ü.
introdujo clandestinamente las piezas en Turquía en su avión privado.
Entre los animales disecados se encontraba una piel de tigre que, según el cazador, pertenece al último tigre abatido en Turquía.
Esta subespecie de tigre se consideraba extinta desde la década de 1990.
Ü.
fue arrestado bajo sospecha de violar el Convenio sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES), que regula el comercio de especies en peligro de extinción.
También se le acusa de contrabando por la introducción ilegal de las piezas a Turquía.
Tener animales disecados de especies protegidas es un delito porque implica la posesión y comercialización ilegal de estas especies, lo que va en contra de las leyes de protección animal y de conservación de la biodiversidad.
La práctica de la caza furtiva y el tráfico de especies en peligro de extinción es una grave amenaza para el medio ambiente.
La casa de Ü.
en Arnavutköy, a las afueras de Estambul, había sido convertida en un museo privado donde se exhibían los 405 animales o cabezas de animales disecados.
La confiscación de esta colección es un duro golpe a la caza ilegal y al tráfico de especies en Turquía.
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