En respuesta a las persistentes quejas de los residentes locales sobre el comportamiento inapropiado de algunos en el famoso barrio de Gion, las autoridades de Kioto han anunciado la prohibición de la entrada de a las callejuelas privadas del área, donde residen y trabajan las , conocidas localmente como "geiko", y sus aprendices, las "maiko".
El pasado diciembre, el consejo local de Gion expresó su preocupación por incidentes como el acoso a las geishas y solicitó medidas concretas por parte de la ciudad.
Como resultado, a partir de abril, el consejo de distrito instará a los turistas a evitar transitar por las calles privadas, según afirmó Isokazu Ota, uno de sus miembros directivos.
La calle principal de Gion, Hanamikoji, que es de acceso público, continuará abierta a los turistas.
Ota señaló que los grupos de visitantes a menudo se comportan "como paparazzi", acosando a las geishas mientras caminan por las estrechas callejuelas, algunas con solo uno o dos metros de ancho.
Además, mencionó incidentes lamentables, como turistas que dañaron el kimono de una maiko o que arrojaron un cigarrillo al cuello de uno de sus vestidos.
Es imperativo recordar que las geishas no son prostitutas, sino artistas del entretenimiento que ofrecen bailes japoneses, actuaciones musicales y juegos para el deleite de sus clientes, dijeron las autoridades de Kioto.
Con la reapertura de las fronteras japonesas después de la pandemia, el país ha experimentado un significativo aumento en la afluencia de visitantes extranjeros.
En una medida relacionada, este verano se implementará una tarifa de entrada de 13 dólares para los senderistas que deseen ascender al monte Fuji a través de la ruta más popular.
Esta decisión busca gestionar la afluencia de turistas y garantizar la seguridad en la zona.
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