Por primera vez en décadas, Bogotá vivirá un racionamiento de agua a partir del jueves próximo, debido a los bajos niveles de los embalses que abastecen a la capital colombiana.
La sequía provocada por el fenómeno de El Niño ha dejado a la vista buena parte del embalse San Rafael, parte del sistema Chingaza, que abastece de agua a Bogotá y los municipios circundantes.
Donde normalmente había mucha agua, ahora solo se puede ver lodo y tierra seca agrietada.
Con capacidad para 67 millones de metros cúbicos, el embalse San Rafael llegó el lunes a los 12.
5 millones, su mínimo histórico.
Este embalse, ubicado en el municipio de La Calera, reporta un acumulado de 18 por ciento y la tendencia apunta a que descenderá aún más, por las bajas precipitaciones y la sequía que afecta a toda .
El racionamiento afectará a más de ocho millones de personas de y sus municipios aledaños.
El acueducto dividió la ciudad y su área circundante en nueve zonas y, una vez cada 10 días y por 24 horas, el servicio será restringido en una de ellas.
Cada 15 días las autoridades anunciarán si la restricción se mantiene, se relaja o se aumenta, dependiendo del comportamiento de las lluvias y el ahorro del consumo.
Bogotá consume en promedio 18 metros cúbicos por segundo y con el racionamiento se busca una reducción de dos metros cúbicos por segundo.
El 70 por ciento del agua que consume Bogotá proviene del sistema Chingaza, conformado por los embalses de Chuza y San Rafael.
Este último se construyó para abastecer en casos de emergencia, sin embargo, la sequía actual ha obligado a usarlo.
La sequía es una anomalía climatológica transitoria en la que la disponibilidad de agua se sitúa por debajo de lo habitual de un área geográfica.
El agua no es suficiente para abastecer las necesidades de las plantas, los animales y los humanos que viven en dicho lugar.
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